
Contrata inteligencia no ocurrencias.
Durante mi práctica profesional como diseñador gráfico, me he topado con una situación en particular que ha llamado mi atención: la búsqueda del diseñador ocurrente. Los clientes al buscar agencia de diseño gráfico, diseñadores o comunicadores visuales tienden a buscar al profesional más ocurrente; ese profesionista que propone idea nueva, tras idea nueva, una más original que la anterior, pero que no siempre será la ideal.
Definamos primero qué es una ocurrencia, las ocurrencias son ideas inesperadas, originales, a veces graciosas que ocurren de la imaginación.
Contrario a la ocurrencia, la inteligencia es la capacidad de entender, comprender y resolver problemas. Es una capacidad que se adquiere y desarrolla con el tiempo, no nace de la noche a la mañana y no va y viene como una ocurrencia. La inteligencia viene de preguntarse el por que de las cosas y de las experiencias.
Con estas definiciones, nos planteamos entonces una pregunta:
¿Por qué una organización, que tiene una necesidad específica, necesidad que surge al hacerse evidente un problema (si lo vemos en el ramo del diseño gráfico este será un problema de comunicación visual) busca resolverlo a través de profesionistas ocurrentes? ¿Por qué esta organización va a invertir tiempo, dinero, recursos y poner en juego su reputación por alguna idea que puede o no servir?
Se imaginan a un doctor que se le ocurren diagnósticos y tratamientos a diestra y siniestra, recetando medicamentos a ver cuál sirve, sería un muy mal doctor, o imaginemos a una cadena de restaurantes que se le ocurre abrir nuevas sucursales en ciudades donde no ha validado correctamente su oferta, ¿Cuánto dinero estaría tirando en prueba y error? ¿Cuánto dinero estaría tirando en ver si la sucursal funciona o no?
Esa misma lógica aplica en las disciplinas de la comunicación visual, si fomentamos el trabajo ocurrente (el que parece muy creativo) estamos fomentando un trabajo poco profesional, fundado en juicios a priori, sin contexto, teoría o verificación alguna. En la mayoría de los casos un trabajo ocurrente va a fallar, pues no tendrá ninguna referencia sólida por la cual actúa, serán puros arrebatos de “creatividad” sin objetivos y sin rumbos.
Hay que empezar a fomentar el trabajo inteligente. El trabajo inteligente por su naturaleza será más costo, lento y laborioso pero es el que te traerá resultados objetivos y acorde a las necesidades de tu organización. Qué prefieres, gastar indefinidas veces “poco dinero” para ver que sirve o, invertir una cantidad definida una sola vez y que esta te de los resultados esperados. Si tienes mucho tiempo y fondos, ni quien te detenga contrata ocurrencias, pero si quieres minimizar el desperdicio y maximizar tu rentabilidad contrata inteligencia.